Ascendiendo en un dulce paseo de aguas cristalinas llegaremos al Convento de Santiago de Moncalvo de Acebo, también conocido como el convento de las Dueñas, dentro de la propiedad del Hotel Campus Phi. Una joia olvidada del franciscanismo extremeño medieval.
Escogieron este lugar para retirarse siguiendo la orden franciscana de situarse en un sitio apartado en plena naturaleza al lado del agua.
El convento de Moncalvo es un ejemplo de la presencia efímera de las voces, sentires, de las personas que vivieron en esta hondonada de las Siete Fuentes. Gozaron de este lugar y se lo llevaron en sus corazones allá donde fueran.
En esta experiencia inmersa podrás oír la voz de la naturaleza que se expresa a través de los sonidos del agua, pájaros, arboles danzando, viento,… Silencio envolvente.
Todo es efímero la voz, los pasos, los sonidos, solo queda la impronta de lo experimentado.
Valor: 55 €/persona adulta, 45€/ persona adulta en grupo de 4-6 personas y 30 €/infantil de 4 a 16 años. El precio incluye una comida en el restaurante del Hotel Campus Phi de 4 estrellas.
Ya puedes reservar tu experiencia: info@extremaduraconsciente.com o +34 649 744 439 (Xesca)
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Según el historiador Domingo Domeder, San Francisco de Asís estuvo por Sierra de Gata entre 1214-15, en su retorno hacia Italia después de haber visitado la tumba de Santiago de Compostela. A su paso por la zona fundó algunos conventos bajo su regla. Es muy posible que uno de los conventos que fundó en la Sierra de Gata estuviera ubicado donde actualmente están estos vestigios, en Moncalvo.
Hay un vacío documental entre el paso de San Francisco de Asís por Sierra de Gata (en el s XIII) y las primeras noticias del convento en apogeo (en 1517)
Lamentablemente, hasta la presente, no se tiene noticia de la fecha exacta de fundación de la orden femenina, pero si hay datos que en 1517 el convento de Monjas Terceras llamado Santiago de las Dueñas, o Santiago de Moncalvo, ya tenia renombre y era difícil entrar en la congregación debido a su gran prestigio.
Se tiene constancia que en 1528 el visitador general de la orden franciscana traslada a las monjas a otros conventos dentro de municipios y hace instalar una congregación de monjes franciscanos terciarios no afectados por la reforma de Pio V.
En esta situación pasan veinte años los monjes terciarios en el convento pero con la condición de no acoger novicios no observantes, razón por la cual el convento se va quedando sin nuevas generaciones.
En el 1569 el convento tenía unos olivares y viñas, unas 50 fanegas de trigo, cebada y centeno para abastecer unos 4 o 5 frailes observantes. (En Extremadura, una fanega es igual a 6400 metros cuadrados.)
Parece ser que en 1587 dos monjes franciscanos observantes llegaron a la zona para hacerse cargo de las dos casas de Moncalvo y Santa María de los Llanos y describen el convento como un edificio en un estado ruinoso y la iglesia de Santa María de los Llanos (adscrita a Montcalvo) regida por capellanes.
Una pequeña comunidad de monjes observantes habitaron ocho años en el edificio del convento, pero, debido a que las instalaciones están muy debilitadas, piden permiso para trasladar la comunidad a Acebo.
El permiso se les es otorgado y el 4 de noviembre de 1595 los monjes salen en procesión llevando todas las pertenencias hasta la ermita en Acebo. Este traslado es narrado por Fray San José de Santa Cruz en “La Crónica de la Provincia Franciscana de San Miguel”, que lo describe “en la memoria de los antiguos, sin discrepar uno de otro” cómo las antorcha (hachas) y las velas no se apagaron en todo el recorrido de Moncalvo a Acebo.
La siguiente noticia que se tiene del convento de Moncalvo son narradas en un informe de 1808, en que se analiza las poblaciones fronterizas de Sierra de Gata. En él se describe “el famoso sitio de Moncalvo” como unas ruinas de convento utilizadas en la campaña de 1762 por las milicias como hospital además de felicitar su gran posición estratégica y suministro constante de agua.
Finalmente todos los restos y terrenos de la orden franciscana fueron adquiridos por el Convento del Espíritu Santo de Hoyos. Desde donde pasaron a la propiedad del Estado. Con la llegada del proceso desamortizador, 1835, acabaron en diferentes manos privadas.
Actualmente el convento está catalogado en la Carta Arqueológica de Extremadura como yacimiento arqueológico.