Acebo es un lugar paradisíaco rodeado de bosque de robles, encinas y naranjos. En un rinconcito de ese paraíso te espera el Maragil, lo suficientemente apartado del casco urbano para sentir la naturaleza envolviéndote sin tener que “trescar” a montes lejanos.
En este entorno encontrarás lo necesario para sumergirte en la atmósfera del robledal y los naranjos.
Valor: 35 €/persona adulta, 25€/ persona adulta en grupo de 4-6 personas y 10 €/infantil de 4 a 16 años.
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Tal y como se manifestó en Japón hacia el 1982, el baño de bosque, o «Shinrin-Yoku», hace referencia a ese bienestar que la persona percibe al sumergirse en la atmósfera del bosque con todos los sentidos y con una actitud de consciencia plena.
¿Y sabias que detrás de ese agradable olor a bosque se esconden una gran cantidad de sustancias bioquímicas emitidas por arboles y plantas con diferentes procedencias y objetivos? Pues sí, lo que los humanos sentimos cómo olor se trata en realidad de un complejo y todavía desconocido “lenguaje de las plantas”, en el que se comunican entre ellas y entre los demás seres que habitan en el bosque como insectos, animales y humanos.
¿Y cómo es posible que nos depare sobretodo bienestar y calma?
Los recientes experimentos llevados a cabo en Japón, pionero en las investigaciones sobre terapia forestal, ponen de manifiesto que los bosques segregan unas sustancias que son beneficiosas para los seres humanos en diferentes niveles: fisiológico, psicológico, social y espiritual.
La hipótesis más entendida sobre cómo el baño de bosque nos aporta estos beneficios radica en que nuestro cuerpo todavía reconoce la Naturaleza cómo nuestro hogar, hecho que ha sucedido durante la gran mayoría de tiempo de la existencia humana. Se podría explicar cómo que nuestro organismo a nivel biológico todavía no se ha acostumbrado a vivir fuera de la Naturaleza (por ejemplo en grandes ciudades) y reacciona a ella mediante señales de alerta, sobre estimulación, estrés, etc. Este estado, si es continuado en el tiempo, puede derivar a hacer el cuerpo biológico más vulnerable a ciertas enfermedades físicas.
Volver a la Naturaleza, mediante tranquilos y calmados paseos por el bosque y con una aptitud de observación y descubrimiento, es cómo volver a casa para nuestro cuerpo biológico.
A nivel fisiológico se ha constatado un aumento de células citocidas naturales (célula NK) que son las que tienen un papel importante en el rechazo de tumores y células infectadas por virus, mejora del sistema cardiovascular, al disminuir importante de la presión arterial, frecuencia cardíaca y tasa de infarto, modulación hormonal (aumento de las hormonas asociadas al estado de bienestar y vitalidad; y reducción de las hormonas vinculadas al estrés y estado de alerta) así como la relajación del sistema nervios central.
Sobre los beneficios a nivel psicológico también se destacan el hecho de estar al menos 40 minutos en un entorno natural, rodeado por árboles, preferiblemente maduros, disminuye el nivel de cortisol (también conocida como la hormona del estés) en sangre, proporcionando una mejora de las emociones positivas tales como el aumento de la vitalidad, el bienestar, la tranquilidad y el positivismo; mejora también las funciones hipotalámicas sobretodo aumentando la cualidad del sueño (tal y como lo testificaron un grupo de mujeres afectadas por fibromialgia de Manresa), y finalmente se constató también una mejoría en las funciones cognitivas tales como aumento de la atención, concentración, creatividad y memoria.
En cuanto al beneficio social, un baño de bosque da la oportunidad de volver a ser parte del ser social que somos, de tejer los vínculos que ancestralmente se manifestaban en la comunidad o tribu, para garantizar la supervivencia de la misma y de los individuos que la conformaban. En la naturaleza todos los miembros son iguales, sin importar procedencia, estatus, etc, potenciar los lazos de unión y de respeto entre las personas del grupo y entre el grupo y la naturaleza que nos envuelve, repercute en nuestra salud física y mental positivamente.
Finalmente, en lo referente al beneficio espiritual, el estar en contacto directo con la espiritualidad de la Naturaleza, en su silencio, sintiendo su fuerza, constancia, ritmo, ciclicidad,… conectamos con nuestra espiritual individual despertando el sentido de unidad entre nosotros, nuestra comunidad y nuestro entorno.
Todo esto convierte a nuestro bosque en un bosque terapéutico.